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Es ahora un cielo

Es ahora un cielo desbocado.
Las ramas desnudas de altos árboles
hacen creer que las nubes se rasgaron.

¿Y qué hago yo con tantas noches,
con tan pocos brazos,
con tantos fondos perforados?

Es ahora un cielo desbocado
y una noche sin estribo
tan alta como la sangre del sol.

Es ahora donde los brujos actúan;
donde las ninfas se doblegan
entre los tropeles de árboles;
donde el buque sombrío
dispersa desde el cielo
las anclas grises del espanto.

¿Cómo cubrirse de esos golpes;
de esas verdades que nos han marcado?

Salgo con el pecho inmenso
a recibir cada ancla, cada disparo,
cada cavadora garra amarga y suave.

Es ahora un cielo desbocado
y pronto caerá callando, calmado
como el cebo azul de un candelabro.

¿Qué hago yo con esta noche;
con todo el pecho desarmado;
con las manos inmensas de ayer;
con huecos y sin tus brazos?

Es mejor subirse a la vela del barco
y dispersar del cielo, anclas de espanto.
Es mejor irme y ser ese cielo desbocado
y derretirme como el cebo
desde el candelabro del pasado:

Será ahora un cielo desbocado:
un cielo de vino de ciruela;
un cielo que no quiso y no ha buscado;
un cielo que embriaga la tierra
y recuerda los cuerpos que abrazaron.