Trenzando versos sobre la almohada
llegan buques de recuerdo entre las sombras.
Golpean barcos al borde de mi cama.
Sólo proas de barcos, sólo mascarones de proas.
¿Por qué sueños viajarás mientras pienso en ti?
¿Detrás de qué sombras lejanas vas soñando?
Aquí no hay cansancio que venza a tu recuerdo.
Tu ilusión de madera, de mascarón fantasma.
¿Qué sombras que quisiera ser duermen a tu lado?
Susurran las estrellas detrás de mi ventana.
Suenan cencerros de cristal de eternos sueños
y me caen al pecho como el rocío a las verdes alas.
Quisiera que la luna te trajera dormida
a estas noches de forjas, de ruegos y nieblas
a esta noche en que te sueño y no estás.
Te veo dando vueltas en las sombras de plata
bañándote con las esporas de los rayos de luna.
Cencerros que suenan en la sombra a tus manos.
Pasas por mi corazón y sales en mi boca oscura
robándote de mi alma los versos con tu nombre.
Veo pasar mis ojos sobre tus manos
veo pasar mis manos bajo tus pies.
Que te traiga la luna, que más me queda la luna.
Voy trenzando caricias, voy trenzando susurros
para que ella te arrope donde duermas a oscuras.
Trenzando tibios versos en el cielo
para acurrucarte por medio de la luna
pasan recuerdos, recuerdos
de tu rostro de cristal visto por vez última.
Desde esa vez que te imagino en blanca luz.
Desde esa vez eres mascarón de sueños.
Desde esa vez que suenan en las noches cencerros.
Desde entonces te llevo como cascabel en el pecho.