Azul de gris, rojo de amarillo, verde de negro. ¿Qué diferencia hay entre sacar un caracol de una tortuga o una libélula de un colibrí? La diferencia es irracional ante la especie; pero la realidad es justa en el movimiento y en la forma. En estos momentos en que mi alma se extiende como una maleta en mis manos, no me queda más remedio que definirme como un ser construido y apilado, intentando mantener sobre mi cuello mi mente, como una pelota sobre mi cabeza. No encuentro la forma de saciar lo que estoy sintiendo, de tal manera que ni poemas hago pero tampoco rechazo los brazos de la poesía. Simplemente disgrego, extermino, sacudo como a una sábana sucia esta valija de alma que me pesa y se cuelga como un resfrío de primavera. Indefectiblemente, con mi alma como un suero a mi costado, me siento a escribir y a pensar que un caracol puede evolucionar en una tortuga y que una libélula es el renacuajo de los colibríes. ¿Por qué no poder sacar de las sombras un rayo de luz que las forma? ¿Por qué no sacar de un cielo nublado el sol tras las nubes? o ¿Por qué no poder escribir este vacío, con mi alma apartada como un suero, como sacándole el azul al gris del cielo?