Dentro de las esbeltas perlas azules
te veo caminar por los pies de la tarde:
El sol arrastra consigo el vestido que te ilumina
y atardeces en mi alma como los días terrestres.
Con pies delicados caminas en el viento
y en el viento nace la ilusión de tu cuerpo.
¿Cuándo terminarán estos oscuros días
en que la noche me abunda cuando pienso en ti?
¿Cuándo caerán cansadas las alas de tu beso
para acurrucarse en mi anidada boca de suplicas?
Ruedan, ruedan las perlas ahora blancas
decorando el infinito manto negro.
¿Cuándo terminará esta lágrima de noche
que sustituye mi sangre cuando pienso en ti?
¿Cuándo vendrás sin cuna y tibia
a las almohadas de mi pecho cansada de volar?
Ansío esa hora en que me pidas callar,
la hora en que callemos los dos abriendo las alas.
Las perlas giran y se tiñen en un parpadeo
mientras caminas por ellas en el viento.
Y caen, caen con tu imagen deshaciéndose
bajo las súplicas de mi boca en silencio.
¿Cuándo terminarán estos oscuros días
en los que caminas dentro de perlas azules?
¿Cuándo dejarás de ser imagen de mis ojos
y pasarás a ser imagen de mis manos?
¿Cuándo se acabarán las tristes fantasías
de estas perlas por las que caminas?
¿Cuándo llegarás a mí con el silencio?
Ése que da las alas y a la boca calla.