Mínimamente te requiero: pequeña, en gotas.
Como caricia de verbo, de tiempo, de aurora.
Tenue como una luz encendiéndose.
Pausada y en fragmentos y en esporas.
Cuando vengas, ven despacio, no corras.
Ven de paso en beso, de beso a boca.
No alientes la sorpresa, ni asustes a las sombras.
Sé el cáliz de mi sangre, el pan junto a la copa.
Cuando me quieras, quiéreme en átomos
quiéreme pizca, quiéreme nada.
Deja que yo me guíe por puntos besados
deja que te quiera lo invisible y demorada.
Mínimamente te requiero: ausente, sigilosa
de lucero en lucero eclipsando sombras.
Porque como la vida, todo lo bello merece
ser presenciado de demora a demora.