Sitio Lufso

Vértigo

Pienso que no hay tesoros debajo de este plano
y si hay un dios se hospeda en los rincones.
Qué terrible esto de ser brasa de humano
tan hecho de papel que el tiempo agoste.

Quiero creer que no hay fin de este verano.
Ni que el eco de lo nuestro calla y disuelve.
Pero a los pies que van tan cerca de los gusanos
el vértigo del alma en abismos los envuelve.

Veo los siglos resumidos al borde de la nada.
Cuántos amores se habrá comido el tiempo.
Cuántas historias hay de olvido desterradas.
Cuánto pasado hay ahora delante nuestro.

Te beso y no soy yo el que miro en tus ojos.
Siempre no estoy con esta alma atormentada.
Te tengo aquí y sé que ya no te tengo
quiero abrazarte sabiendo que te derramas.

Los te amos que de otro ahora yo te digo
los extiendo inútilmente en la arena de tu boca.
Ya no estamos, no somos y esto que abrigo
quiere ser en vano, pero no se equivoca.

Por eso amo entero aunque me aceche la muerte
y en instantes eternizo lo que estará perdido.
Por eso no entrego nunca el mañana o el siempre
y soy sin sobrantes aunque me pese el olvido.

De algún modo el para siempre es una muerte
donde lo eterno y seguro nos seda el paso.
Solo en la vida que tiene fin uno lo advierte
que no se avanza en lo infinito sino en lo escaso.

Y digo chau, un beso, qué lindo ha sido verte
y vuelvo a la distancia dilatando este latido.
Nuestra historia se aleja ingenua para siempre
con el vértigo en sabernos eternos extinguidos.