Este poema es una evocación y reelaboración de los temas centrales en las obras de Edgar Allan Poe, en especial «Annabel Lee,» «El cuervo» y «Berenice», pero también resuena con otros aspectos de la estética poética de Poe. El autor del poema crea una atmósfera melancólica y oscura, utilizando referencias y símbolos de los textos mencionados, que juegan con la muerte, el amor perdido, la inmortalidad y la desesperación. Veamos cómo se desglosa cada sección del poema en relación con estas obras de Poe:
I. Amor eterno y pérdida
En este primer segmento, se evoca «Annabel Lee», donde el amor es tan fuerte que sobrevive incluso a la muerte, desafiando a los «serafines» celosos. La «ánima llamada Lee» es una clara referencia a Annabel Lee, que también yace «frente al mar». Sin embargo, el hablante aquí se siente incapaz de nombrarla con la misma confianza que Poe, sintiendo que la inmortalidad del amor es profanada. La presencia de Leonor alude a «El cuervo» y «Berenice», ambas figuras femeninas que encarnan la pérdida, mientras que el «nevermore» del cuervo sugiere la imposibilidad de recuperar el amor perdido.
II. La noche y el amor desesperado
Aquí el poema describe una noche simbólica, donde la «terca» oscuridad y las «esfinges» insinúan el enigma del tiempo y la muerte, que despojan al amor de su vitalidad. El hablante expresa su lucha por mantener vivo el sentimiento de amor, incluso cuando el paso del tiempo intenta sofocarlo. Las máscaras y secretos son una posible referencia al tema de la identidad velada y oculta en Poe, un motivo que se encuentra en varios de sus relatos.
El cuervo reaparece, como en el poema original de Poe, insistiendo en su lamento repetitivo: «nevermore». Esto refleja la inevitabilidad de la pérdida y la incapacidad de escapar del dolor que trae consigo el recuerdo del amor perdido.
III. La puerta y el cuervo
Este pasaje recuerda más explícitamente a «El cuervo». El cuervo se encuentra posado sobre la puerta, recordando al hablante el pasado y lo inalcanzable que es el amor perdido. Aquí se ve una búsqueda desesperada de respuestas, con referencias a Galaad y al Edén, que en «El cuervo» son preguntas sobre la posibilidad de reunirse con su amor en el más allá. La «llamarada roja y negra» es una imagen que evoca tanto el sufrimiento emocional como las referencias a la muerte y el fuego en Poe. El hablante pide saber si «Lee» aún existe, pero el cuervo solo responde con silencio o su temido «nevermore».
IV. El amor en la orilla del mar
Este segmento vuelve a la orilla del mar, la misma que aparece en «Annabel Lee», donde el amor perdido yace frente al océano. Sin embargo, la mención de aves como golondrinas, albatros y ninfas introduce elementos mitológicos y naturales, casi celebrando el amor en su naturaleza más pura. El mar sigue siendo un símbolo de transición, donde la vida se hunde y el tiempo arrastra todo, tal como en «Berenice», donde la muerte y la obsesión son inevitables.
Aquí, los serafines, que en «Annabel Lee» fueron celosos, ahora borran los recuerdos de los amores pasados. Se sugiere que el tiempo y la muerte han llevado al olvido a ese amor, dejando solo un eco que llama a «Lee». La ironía de la eternidad se encuentra en que, aunque el amor es inmortal en el recuerdo, finalmente todo es consumido por el olvido.
V. El olvido y la nada
El poema concluye volviendo a la orilla del amor plutónico, es decir, el amor que pertenece al inframundo. Las referencias a «nepentes» y tumbas, junto con la cuenca carmesí, evocan la imagen de la muerte como consuelo, un tema recurrente en Poe. La frase «la seudónima fábula de Poe & Lee» es un reconocimiento de que el amor narrado es ficticio, un eco de los temas explorados en los textos de Poe, pero al mismo tiempo sigue siendo universal en su desesperación y pérdida.
El poema parece alcanzar una resolución: los nombres de los amantes nunca serán reclamados por la memoria colectiva, y lo que queda no es más que el olvido. En este final se evoca «El cuervo» una vez más, con el cierre en «nada más, nunca más, nunca jamás», un eco de la frase final del poema de Poe.
Conclusión
Este poema es una especie de diálogo con las obras de Poe, en el que se exploran de nuevo los temas de la muerte, la pérdida del amor, la inmortalidad del sentimiento y la inevitabilidad del olvido. La referencia a «Lee» como «seudónima» refleja la manera en que el hablante usa el símbolo de Annabel Lee, pero no la considera completamente suya, subrayando la naturaleza universal del dolor y del amor perdido que Poe capturó tan magistralmente en sus obras. La presencia del cuervo, el mar, los serafines y las esfinges reiteran los símbolos de Poe, pero el hablante los adapta a su propio sufrimiento, creando un poema que homenajea a Poe mientras lo hace suyo.