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Algunas veces me pregunto durante cuánto tiempo tendré que estar aquí. Ya no recuerdo cuándo fue la última vez que caminé junto a alguien como yo. Mucho menos recuerdo cómo era mi hermana, aunque gracias a la naturaleza puedo reavivar su imagen en algún reflejo.
Es difícil realmente intentar sobrevivir. A veces pasan ratas, cucarachas, arañas y gusanos. Yo simplemente quiero volver a caminar como lo hacía antes, antes de que la tormenta viniera y nos separara. ¡Cómo la extraño! Pero a decir verdad, cómo me extraño yo. Al menos ella puede seguir a medias con otra, pero yo… pero yo no podré volver a andar a menos que salga de aquí.
Pienso en los animales que se alejan de la manada y terminan siendo devorados. Temo eso en mi destino aunque todavía guardo la esperanza; un rayo de luz que ilumine mi andar gracias a alguien que no haya dejado un segundo de buscarme. Espero que no olviden mi nombre ni mi forma. Espero también que mi hermana no crezca en la locura de ser aislada por no encontrarme y verme siempre en un reflejo.
A decir verdad tengo mucho miedo. Hoy escucho nuevamente los truenos de una tormenta. Trato de estar en calma pero el recuerdo se potencia con cada relámpago. Es un ciclón que da vueltas con el agua, el viento y mis recuerdos. Nos hundimos. Nos hundimos y nos separamos. Espero que ella haya sobrevivido, así al menos podrán recordarme y me buscarán. Sé que me buscarán. Pero hasta entonces yo seguiré aquí perdida, extrañando volver a ser un par en el cajón.