Este poema, titulado «Romance de lluvia tras la ventana», está impregnado de imágenes evocadoras que mezclan la naturaleza, el tiempo y los sentimientos humanos profundos. A través de tres secciones, el poema explora temas como la soledad, el silencio, el deseo, el amor y la muerte, utilizando un lenguaje que invita a la introspección. Veamos cada parte en detalle:
I. La soledad y la pérdida
La primera sección aborda la soledad y la inevitabilidad del olvido. Las «hojas del olvido» que crepitan evocan el paso del tiempo y cómo la ausencia va erosionando los recuerdos. La imagen de las hojas «parecidas a la alondra» sugiere un contraste entre lo ligero y lo frágil, como las aves, y lo desgastado, lo que el tiempo destruye.
El poema introduce un murciélago de sueños, una figura que representa la ceguera del futuro y la incertidumbre que nos espera. Este murciélago, que «correrá entre el silencio», es ciego como el mañana, el invierno y las parcas (las diosas del destino en la mitología griega). La mención de «acueductos de nervios» y «ruinas más humanas» indica que este viaje de la soledad y el olvido es profundamente humano, afectando tanto el cuerpo físico como el alma.
II. El amor y el beso
En la segunda sección, el poema transita hacia una atmósfera más sensual y etérea. Las manos «anidan cielos» y los cuerpos parecen fundirse con la naturaleza. La mención de ríos, montañas, cauces y palmas sugiere una conexión íntima entre los cuerpos y la tierra, como si el amor y el deseo se manifestaran a través del paisaje.
La repetición del verso «Calla la boca el beso» sugiere un silencio cargado de significado, donde el acto de besar se convierte en una forma de comunicación más profunda que las palabras. El beso no solo es físico, sino también una expresión del alma, que despliega sus alas y da vida al silencio. Este beso se torna en un símbolo de trascendencia, donde el silencio y el amor se fusionan en algo que va más allá de lo verbal.
III. El pájaro inverso y el ciclo de la vida
La última parte del poema introduce la figura de un pájaro inverso, lo cual es una imagen poética intrigante. Este pájaro parece volar al revés, tal vez simbolizando una búsqueda de algo diferente, una rebelión contra el orden natural de las cosas. Sin embargo, el viento, representado como un anzuelo, lo atrapa, lo que sugiere que, a pesar de sus esfuerzos, el pájaro está sujeto a las fuerzas inevitables del destino y del tiempo.
La hoja que el «diluvio besa» es una representación del ciclo natural de la vida, donde la lluvia (o la tristeza) se convierte en una fuerza que pesa sobre la hoja. La hoja busca consuelo y alas, pero al final, el poema parece concluir en la idea de que el consuelo firme que buscamos es difícil de alcanzar en medio de la incertidumbre de la vida.
El final del poema, «Verás entre los misterios la luz, tierra, el cielo y basta», sugiere una aceptación del destino y de los misterios que nos rodean. La mención de la luz, la tierra y el cielo indica una vuelta a lo elemental, a lo inevitable, y un cese de la búsqueda constante. El «basta» final parece cerrar el poema con una resignación ante los ciclos naturales de la vida, el amor, la muerte y el olvido.
Conclusión
«Romance de lluvia tras la ventana» es un poema que combina lo íntimo y lo natural para abordar temas universales como el amor, la pérdida, el silencio y la búsqueda de significado. Las imágenes de la naturaleza (hojas, lluvia, viento, aves) se entrelazan con las emociones humanas, creando una atmósfera melancólica pero también llena de aceptación. La lluvia, que da título al poema, funciona como un símbolo recurrente de la persistencia y el ciclo de la vida, que, a pesar de las dificultades, sigue su curso.